En los últimos 50 años, la cardiología ha avanzado mucho en prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, pero estas siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo. El futuro promete cambios significativos que podrían transformar la atención al paciente y mejorar los resultados.
Prevención y estratificación del riesgo
La predicción de quién está en alto riesgo de enfermedad cardiovascular ha mejorado gracias a la genética, imágenes avanzadas y herramientas de inteligencia artificial (IA). Estas técnicas permiten detectar inflamación en las arterias y calcular puntuaciones de riesgo poligénico, ayudando a identificar a personas en riesgo incluso antes de que aparezcan los síntomas. Esto permitirá estrategias de prevención más precisas y personalizadas.
Terapias dirigidas al ARN y reducción de lípidos
La medicina está cambiando de los tratamientos tradicionales hacia terapias dirigidas al ARN, que atacan directamente los sistemas biológicos responsables de enfermedades como el colesterol alto y la hipertensión. Además, se desarrollan medicamentos que podrían los niveles de colesterol a niveles sin precedentes y antihipertensivos que solo necesitarían administrarse dos veces al año.
Intervenciones cardiovasculares avanzadas
Las técnicas percutáneas para enfermedades valvulares, como reemplazos de válvula aórtica y mitral, continúan evolucionando. El próximo objetivo es la válvula tricúspide, con
tratamientos que podrían modificar el curso natural de la enfermedad y mejorar los resultados a largo plazo.
Edición genética
Herramientas como CRISPR-Cas9 permiten modificar genes relacionados con enfermedades cardiovasculares antes de que se manifiesten, ofreciendo la posibilidad de prevenir condiciones como la miocardiopatía hipertrófica desde etapas tempranas de la vida.
Desafíos por superar
A pesar de los avances, existen obstáculos importantes: desigualdades sociales y económicas, falta de adherencia a los medicamentos, epidemias de obesidad y diabetes, desinformación, impacto del cambio climático en la salud cardiovascular y costos elevados de los tratamientos.
Un cambio estratégico en la prevención
La tendencia será tratar a las personas con alto riesgo desde edades tempranas, incluso en la adolescencia y los 20 años, para prevenir enfermedades como la aterosclerosis antes de que se desarrollen. Los próximos años podrían marcar una verdadera revolución terapéutica